Aquí
os mando un resumen de un maravilloso artículo publicado en la
revista HOLÍSTIKA y realizado por la nutricionista Elena Perea. Es
bastante sencillo y aclara las dudas que existen sobre este mineral.
Hoy
día una gran cantidad de alimentos están enriquecidos con calcio,
incluso las leches de vaca llevan calcio añadido, las leches
vegetales, los cereales... El miedo a no consumir suficiente calcio
está tan extendido que es difícil que alguien se atreva a
prescindir de los productos lácteos. Una dieta terapéutica, es
decir, una dieta que ayude al organismo a desintoxicarse y a superar
una enfermedad, exige eliminar los productos lácteos por su alto
contenido en sodio y calcio y por su tendencia a producir mucosidad
excesiva. El paciente normalmente pregunta temeroso ¿de dónde voy
a obtener el calcio? Y ¿qué pasa con la osteoporosis?. Es necesario
explicar que un exceso de calcio en el organismo bloquea las células
e impide su desintoxicación, que el calcio en una dieta sin lácteos
es mas que suficiente y que la osteoporosis no está causada por una
deficiencia de calcio sino por su mala administración en una dieta
excesiva.
La
osteoporosis es un problema extremadamente común en nuestra sociedad
entre las mujeres mayores de 50 años, hasta el punto de que se
considera parte del proceso de envejecimiento. Es cierto que los
estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, favorecen que se
deposite calcio en los huesos y que la bajada de los niveles de estos
al llegar a la menopausia predispone hacia la osteoporosis. No
obstante, es muy poco corriente que mujeres que viven en sociedades
que no están influidas por el modo de vida y los hábitos
alimenticios de los países industrializados desarrollen esta
enfermedad. Así sucede sobre todo en el sudeste asiático. En esos
países las mujeres no toman productos lácteos, pero tampoco padecen
osteoporosis, a pesar de ingerir mucho menos calcio que las
occidentales.
Para
entenderlo es fundamental comprender el papel del calcio en el hueso
como reserva para situaciones en las que el calcio en sangre o
tejidos está desequilibrado. Del kilo y medio de calcio que se
encuentra en el organismos, el 99% está localizado en los huesos y
dientes, como una confiriéndoles dureza. El 0,2 % restante se
encuentra en la sangre y los tejidos blandos.
Los
huesos actúan como una reserva de calcio que se encuentra inactivo
y del que se extrae calcio cuando disminuye la concentración en la
sangre. Los huesos por tanto están en un estado constante de
renovación y descomposición.
Si
los niveles de calcio en la sangre bajan, sea porque el calcio se
está excretando o se está depositando en los tejidos, los huesos
liberan calcio para que aumente la concentración en la sangre.
El
mecanismo hormonal que mantiene los niveles de calcio en la sangre es
complejo y numerosos factores lo pueden desequilibrar. Los excesos de
nutrientes como el sodio, el fósforo o el flúor, el consumo
excesivo de productos lácteos, proteínas de origen animal y
azúcares, o la deficiencia de minerales como magnesio, el cinc, y el
boro desequilibran el organismo y dificultan la acumulación de
calcio en los huesos.
El
calcio se encuentra dentro de las células en los tejidos blandos en
un individuo sano debería ser 10.000 veces menor que el calcio
extra-celular. Existe un mecanismo de bombeo para mover los iones de
calcio a través de la membrana celular que fue descubierto por Alan
Hodgkin y Andrew Huxley, ganadores del premio Nobel. Este mecanismo
está relacionado con el movimiento de los iones de sodio y potasio.
El potencial electrónico producido por el movimiento de los iones de
sodio y potasio es lo que proporciona energía para mover calcio a
través de la membrana celular. Un exceso de sodio en la dieta o una
falta de potasio hacen que este mecanismo que proporciona energía a
la célula no funcione adecuadamente y el calcio se acumule dentro de
las células de los tejidos blandos, lo que se denomina calcinosis.
La calcinosis también puede producirse por una ingesta excesiva de
lácteos. La acumulación de calcio intracelular produce bajadas de
calcio en sangre y disminuye los niveles de magnesio, mineral
fundamental para una buena asimilación del calcio.
Las
glándulas paratiroides, situadas en el tiroides, secreta la hormona
paratormona. Cuando disminuye el nivel en la sangre de calcio esta
hormona hace que los huesos liberen calcio y los riñones reabsorban
parte del calcio que filtra la orina. Para mantener constante la
proporción entre calcio y fósforo a través de los riñones. Una
dieta alta en fósforo produce una secreción excesiva de la
paratormona con la consiguiente pérdida de calcio. Un exceso de
fósforo en la dieta puede ser debido al consumo excesivo de bebidas
gaseosas, aditivos añadidos en la elaboración de productos
envasados, carne de vacuno y el abuso de suplementos alimenticios
como son el germen de trigo, la levadura de cerveza o el salvado.
El
Dr. Fred Kummerow de la Universidad de Illinois ha demostrado que un
consumo excesivo de vitamina D puede favorecer la calcificación de
arterias y articulaciones. La vitamina D se puede ingerir en exceso
cuando se consume alimentos enriquecidos con esta vitamina como
pueden ser el pan, cereales para el desayuno, margarinas, productos
lácteos, etc. La vitamina D también se encuentra en exceso en la
grasa de animales alimentados con pienso enriquecido con esta
vitamina.
Niveles
altos de glucosa producen hiperinsulinemia, lo que entorpece el
correcto funcionamiento de las membranas celulares. La hiperglicemia
también altera los niveles de vitamina D3 en sangre y por tanto ell
metabolismo del calcio. Las dietas altas en azúcares y productos
refinados pueden alterar los niveles de glucosa en la sangre y por
tanto afectar el metabolismo del calcio.
DOSIS
ALTAS NO SON SIEMPRE LA SOLUCIÓN:
El tratamiento tradicional para frenar la descalcificación de los
huesos consiste en aportar dosis altas de calcio con la esperanza de
que, al aumentar la ingesta parte del calcio se podrá aprovechar.
Pero esta medida no soluciona el problema de fondo que es una mala
asimilación del calcio presente en la dieta. Además, una
suplementación excesiva de calcio cuando el organismo no es capaz de
asimilarlo adecuadamente pude tener consecuencias graves derivadas de
la acumulación de calcio en las arterias,las articulaciones y
órganos como el riñón y el hígado. Cuando la dieta no es
deficiente en calcio pero éste no se deposita en los huesos, los
dientes, es porque o se está excretando o se está acumulando en los
tejidos blandos. La acumulación de calcio en los tejidos blandos
causa artritis, bursitis, espondilitis, cálculos biliares, cálculos
renales y arteriosclerosis.
Es muy corriente encontrar personas que sufren descalcificación y a
la vez tienen problemas relacionados con la calcificación de tejidos
blandos. En la artritis se calcifican las articulaciones. Cristales
de calcio en las articulaciones imposibilitan su movimiento y causan
dolor e inflamación. Los cálculos renales y biliares está
compuestos por depósitos de sales de calcio. En el caso de los
cálculos renales también hay un problema de inadecuado metabolismo
de las grasas. El ateroma arterial es otro ejemplo de depósitos de
calcio y grasas en las paredes de las arterias.
Para conseguir una buena absorción a nivel intestinal hace falta
que haya una mayor proporción de flora bacteriana beneficiosa en el
intestino y que la pared intestinal se halle en buenas condiciones.
Esto se puede conseguir suplementando la dieta con un buen preparado
de flora bacteriana que incluya varios millones de microorganismos L.
Acidófillus y evitando factores que perjudican la flora intestinal
como el exceso de protéinas animales. Aminoácidos como la lisina y
la arginina también pueden ayudar, ya que actúan transportando el
calcio a través de la membrana de la células intestinales.
La fibra del salvado contiene ácido fítico, el cual se combina
con el calcio en los intestinos formando un compuesto insoluble que
no se puede absorber. Lo mismo ocurre con unos compuestos llamados
oxalatos presentes sobre todo en las espinacas. La ingesta excesiva
de salvado , pan integral o espinacas puede dificultar la absorción
del calcio a través de la pared intestina, lo cual no significa que
se deban evitar estos alimentos. Basta simplemente con no abusar de
ellos.
La vitamina D aumenta la absorción intestinal del calcio. Buenas
fuentes alimenticias de vitamina D son el aceite de hígado de
bacalao, la clara de huevo y pescados azules. Pero la mayor fuente de
esta vitamina es sin duda la exposición regular a la luz del sol.
Para mejorar el funcionamiento de la bomba que mueve el calcio a
través de las membranas necesitaremos incrementar la ingesta de
potasio,ya sea a través de la dieta o con un suplemento de este
mineral. Alimentos especialmente ricos en potasio son frutas,
verduras de hoja verde, patatas, coliflor, legumbres, apio, tomates,
pepinos y berenjenas. También será necesario disminuir al máximo
la sal en la dieta y evitar alimentos salados como cacahuetes,
patatas fritas, aceitunas, etc. Se ha comprobado que cierto factor
presente en el té, café, vino, y chocolate impide el buen
funcionamiento del transporte de iones a través de la membrana
celular induciendo la acumulación de sodio y calcio.
Deficiencia de magnesio y cinc disminuyen aún más la actividad del
mecanismo de transporte del calcio. En las personas con riesgo de
osteoporosis se recomienda por tanto un complejo de vitaminas y
minerales que incluya como mínimo 500mg de magnesio y 15mg de cinc,
además de boro,sílice, complejo B y vitaminas A, D, C y E.
En los estudios llevados a cabo en poblaciones de la India, Sri
Lanka, Sudáfrica y Perú, se ha visto que con una ingesta diaria no
superior a los 300mg al día se mantenían unos óptimos niveles de
calcificación en los huesos. La explicación para esta gran
diferencia en las necesidades diarias de calcio entre estas
poblaciones y las de los países occidentales se halla en el estilo
de vida y los hábitos alimenticios que interfieren con el
aprovechamiento efectivo del calcio que se toma.