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domingo, 5 de mayo de 2013

CUIDEMOS NUESTRO INTESTINO



La  flora intestinal es un ecosistema relacionado con nuestra salud digestiva e inmunitaria, por eso siempre hago tanto hincapié en su cuidado.
La función principal de los microorganismos residentes consiste en mantener el intestino en condiciones fisiológicas normales; pero también se encargan  de realizar toda una serie de actividades enzimáticas y metabólicas; como por ejemplo, de metabolizar restos de glúcidos, lípidos y  prótidos que no han sido absorbidos y que les sirven de alimento. También depende de la calidad de nuestra flora el desdoblamiento de ácidos biliares y el colesterol, lo que es útil para mantener la hipercolesterolemia  a raya.
Las bacterias intestinales son capaces de producir cantidades significativas de vitaminas del grupo B y de vitamina K, imprescindible para la coagulación sanguínea, también destruyen productos tóxicos ingeridos con la alimentación.
La mucosa del intestino incluye todas las especies de células inmunocompetentes, con una gran proporción de linfocitos (B y T). También es notoria la presencia de inmunoglobulinas (IgA), que tienen varias funciones defensivas: inhibir la adherencia de las bacterias a la pared intestinal, neutralizar los virus y excluir los antígenos. Esta flora tapiza las paredes del colon, formando una barrera donde no podrá alojarse ninguna bacteria patógena (salmonela, por ejemplo). La flora bacteriana estimula la inmunidad en el tubo digestivo.
Cuando nacemos, lo hacemos virgen en cuanto a bacterias se refiere. Pero ya en las horas que siguen al nacimiento ciertos microbios comienzan a multiplicarse y a colonizar el tubo digestivo; éstos provienen del medio ambiente, de la madre o de otras personas próximas y se componen esencialmente de bífido bacterias. Muy pronto la alimentación del recién nacido actúa a su vez sobre el anidamiento de estos microorganismos. La flora intestinal del lactante se forma en función de numerosos factores, como por ejemplo el tipo de alimentación; los bebés alimentados con leche materna tienen una flora distinta a los que toman biberón; los de pecho tienen más bacterias bífidas.
Se sabe que nuestra salud intestinal está estrechamente relacionada con una buena salud mental. Hay casi cien millones de neuronas en nuestro intestino.
Uno de los mayores enemigos de nuestra flora intestinal es la toma de antibióticos sin una necesidad real, es decir, sin que haya infección…. los antibióticos no previenen de nada absolutamente y no son necesarios en gripes o en otitis víricas..... Además los antibióticos pueden deprimir la inmunidad. Tras su toma es fácil, a menudo, volver a coger una infección, suele ocurrir en las cistitis. Después de tomar antibióticos debemos tomar probióticos durante un tiempo. No  debemos abusar del ibuprofeno, sobre todo con los niños, hoy día  por cualquier motivo (dentición, niño un pelín penoso o décimas de fiebre) solemos dar ibuprofeno infantil, esto sólo camufla la enfermedad y acidifica el intestino, a sí mismo carga el hígado innecesariamente.
No debemos comer grasas saturadas, azúcares blancos, excitantes, y sí aumentar la toma de alimentos fermentados, alimentos integrales, crudos, y sobre todo beber mucha agua.
El equilibrio de la flora está en constante cambio, y puede alterarse por diferentes causas:
1.      Estrés
2.      Cambios en los hábitos de alimentación.
3.      Intervenciones quirúrgicas.
4.      Uso de antibióticos y fármacos que se recomiendan para la depresión, corticoides, medicamentos antiácidos, quimioterapia....
5.      Enfermedades inflamatorias del intestino, infecciones víricas, déficit inmunitario congénito o adquirido.
Las mejores marcas de probióticos son NUTERGIA (Ergyphillus plus), HEALTH AID (Inmuprobio).
Para regular el tránsito intestinal los mejores suplementos son: Fibrasan (CFN), semillas de lino ecológicas.

Espero que os haya gustado este artículo y tengáis más clara la importancia de cuidar nuestro intestino.

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