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domingo, 22 de septiembre de 2013

LA VERDAD DEL CALCIO

Aquí os mando un resumen de un maravilloso artículo publicado en la revista HOLÍSTIKA y realizado por la nutricionista Elena Perea. Es bastante sencillo y aclara las dudas que existen sobre este mineral.

Hoy día una gran cantidad de alimentos están enriquecidos con calcio, incluso las leches de vaca llevan calcio añadido, las leches vegetales, los cereales... El miedo a no consumir suficiente calcio está tan extendido que es difícil que alguien se atreva a prescindir de los productos lácteos. Una dieta terapéutica, es decir, una dieta que ayude al organismo a desintoxicarse y a superar una enfermedad, exige eliminar los productos lácteos por su alto contenido en sodio y calcio y por su tendencia a producir mucosidad excesiva. El paciente normalmente pregunta temeroso ¿de dónde voy a obtener el calcio? Y ¿qué pasa con la osteoporosis?. Es necesario explicar que un exceso de calcio en el organismo bloquea las células e impide su desintoxicación, que el calcio en una dieta sin lácteos es mas que suficiente y que la osteoporosis no está causada por una deficiencia de calcio sino por su mala administración en una dieta excesiva.

La osteoporosis es un problema extremadamente común en nuestra sociedad entre las mujeres mayores de 50 años, hasta el punto de que se considera parte del proceso de envejecimiento. Es cierto que los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, favorecen que se deposite calcio en los huesos y que la bajada de los niveles de estos al llegar a la menopausia predispone hacia la osteoporosis. No obstante, es muy poco corriente que mujeres que viven en sociedades que no están influidas por el modo de vida y los hábitos alimenticios de los países industrializados desarrollen esta enfermedad. Así sucede sobre todo en el sudeste asiático. En esos países las mujeres no toman productos lácteos, pero tampoco padecen osteoporosis, a pesar de ingerir mucho menos calcio que las occidentales.

Para entenderlo es fundamental comprender el papel del calcio en el hueso como reserva para situaciones en las que el calcio en sangre o tejidos está desequilibrado. Del kilo y medio de calcio que se encuentra en el organismos, el 99% está localizado en los huesos y dientes, como una confiriéndoles dureza. El 0,2 % restante se encuentra en la sangre y los tejidos blandos.
Los huesos actúan como una reserva de calcio que se encuentra inactivo y del que se extrae calcio cuando disminuye la concentración en la sangre. Los huesos por tanto están en un estado constante de renovación y descomposición.

Si los niveles de calcio en la sangre bajan, sea porque el calcio se está excretando o se está depositando en los tejidos, los huesos liberan calcio para que aumente la concentración en la sangre.
El mecanismo hormonal que mantiene los niveles de calcio en la sangre es complejo y numerosos factores lo pueden desequilibrar. Los excesos de nutrientes como el sodio, el fósforo o el flúor, el consumo excesivo de productos lácteos, proteínas de origen animal y azúcares, o la deficiencia de minerales como magnesio, el cinc, y el boro desequilibran el organismo y dificultan la acumulación de calcio en los huesos.

El calcio se encuentra dentro de las células en los tejidos blandos en un individuo sano debería ser 10.000 veces menor que el calcio extra-celular. Existe un mecanismo de bombeo para mover los iones de calcio a través de la membrana celular que fue descubierto por Alan Hodgkin y Andrew Huxley, ganadores del premio Nobel. Este mecanismo está relacionado con el movimiento de los iones de sodio y potasio. El potencial electrónico producido por el movimiento de los iones de sodio y potasio es lo que proporciona energía para mover calcio a través de la membrana celular. Un exceso de sodio en la dieta o una falta de potasio hacen que este mecanismo que proporciona energía a la célula no funcione adecuadamente y el calcio se acumule dentro de las células de los tejidos blandos, lo que se denomina calcinosis. La calcinosis también puede producirse por una ingesta excesiva de lácteos. La acumulación de calcio intracelular produce bajadas de calcio en sangre y disminuye los niveles de magnesio, mineral fundamental para una buena asimilación del calcio.

Las glándulas paratiroides, situadas en el tiroides, secreta la hormona paratormona. Cuando disminuye el nivel en la sangre de calcio esta hormona hace que los huesos liberen calcio y los riñones reabsorban parte del calcio que filtra la orina. Para mantener constante la proporción entre calcio y fósforo a través de los riñones. Una dieta alta en fósforo produce una secreción excesiva de la paratormona con la consiguiente pérdida de calcio. Un exceso de fósforo en la dieta puede ser debido al consumo excesivo de bebidas gaseosas, aditivos añadidos en la elaboración de productos envasados, carne de vacuno y el abuso de suplementos alimenticios como son el germen de trigo, la levadura de cerveza o el salvado.

El Dr. Fred Kummerow de la Universidad de Illinois ha demostrado que un consumo excesivo de vitamina D puede favorecer la calcificación de arterias y articulaciones. La vitamina D se puede ingerir en exceso cuando se consume alimentos enriquecidos con esta vitamina como pueden ser el pan, cereales para el desayuno, margarinas, productos lácteos, etc. La vitamina D también se encuentra en exceso en la grasa de animales alimentados con pienso enriquecido con esta vitamina.

Niveles altos de glucosa producen hiperinsulinemia, lo que entorpece el correcto funcionamiento de las membranas celulares. La hiperglicemia también altera los niveles de vitamina D3 en sangre y por tanto ell metabolismo del calcio. Las dietas altas en azúcares y productos refinados pueden alterar los niveles de glucosa en la sangre y por tanto afectar el metabolismo del calcio.

DOSIS ALTAS NO SON SIEMPRE LA SOLUCIÓN: El tratamiento tradicional para frenar la descalcificación de los huesos consiste en aportar dosis altas de calcio con la esperanza de que, al aumentar la ingesta parte del calcio se podrá aprovechar. Pero esta medida no soluciona el problema de fondo que es una mala asimilación del calcio presente en la dieta. Además, una suplementación excesiva de calcio cuando el organismo no es capaz de asimilarlo adecuadamente pude tener consecuencias graves derivadas de la acumulación de calcio en las arterias,las articulaciones y órganos como el riñón y el hígado. Cuando la dieta no es deficiente en calcio pero éste no se deposita en los huesos, los dientes, es porque o se está excretando o se está acumulando en los tejidos blandos. La acumulación de calcio en los tejidos blandos causa artritis, bursitis, espondilitis, cálculos biliares, cálculos renales y arteriosclerosis.

Es muy corriente encontrar personas que sufren descalcificación y a la vez tienen problemas relacionados con la calcificación de tejidos blandos. En la artritis se calcifican las articulaciones. Cristales de calcio en las articulaciones imposibilitan su movimiento y causan dolor e inflamación. Los cálculos renales y biliares está compuestos por depósitos de sales de calcio. En el caso de los cálculos renales también hay un problema de inadecuado metabolismo de las grasas. El ateroma arterial es otro ejemplo de depósitos de calcio y grasas en las paredes de las arterias.

Para conseguir una buena absorción a nivel intestinal hace falta que haya una mayor proporción de flora bacteriana beneficiosa en el intestino y que la pared intestinal se halle en buenas condiciones. Esto se puede conseguir suplementando la dieta con un buen preparado de flora bacteriana que incluya varios millones de microorganismos L. Acidófillus y evitando factores que perjudican la flora intestinal como el exceso de protéinas animales. Aminoácidos como la lisina y la arginina también pueden ayudar, ya que actúan transportando el calcio a través de la membrana de la células intestinales.

La fibra del salvado contiene ácido fítico, el cual se combina con el calcio en los intestinos formando un compuesto insoluble que no se puede absorber. Lo mismo ocurre con unos compuestos llamados oxalatos presentes sobre todo en las espinacas. La ingesta excesiva de salvado , pan integral o espinacas puede dificultar la absorción del calcio a través de la pared intestina, lo cual no significa que se deban evitar estos alimentos. Basta simplemente con no abusar de ellos.

La vitamina D aumenta la absorción intestinal del calcio. Buenas fuentes alimenticias de vitamina D son el aceite de hígado de bacalao, la clara de huevo y pescados azules. Pero la mayor fuente de esta vitamina es sin duda la exposición regular a la luz del sol.

Para mejorar el funcionamiento de la bomba que mueve el calcio a través de las membranas necesitaremos incrementar la ingesta de potasio,ya sea a través de la dieta o con un suplemento de este mineral. Alimentos especialmente ricos en potasio son frutas, verduras de hoja verde, patatas, coliflor, legumbres, apio, tomates, pepinos y berenjenas. También será necesario disminuir al máximo la sal en la dieta y evitar alimentos salados como cacahuetes, patatas fritas, aceitunas, etc. Se ha comprobado que cierto factor presente en el té, café, vino, y chocolate impide el buen funcionamiento del transporte de iones a través de la membrana celular induciendo la acumulación de sodio y calcio.

Deficiencia de magnesio y cinc disminuyen aún más la actividad del mecanismo de transporte del calcio. En las personas con riesgo de osteoporosis se recomienda por tanto un complejo de vitaminas y minerales que incluya como mínimo 500mg de magnesio y 15mg de cinc, además de boro,sílice, complejo B y vitaminas A, D, C y E.

En los estudios llevados a cabo en poblaciones de la India, Sri Lanka, Sudáfrica y Perú, se ha visto que con una ingesta diaria no superior a los 300mg al día se mantenían unos óptimos niveles de calcificación en los huesos. La explicación para esta gran diferencia en las necesidades diarias de calcio entre estas poblaciones y las de los países occidentales se halla en el estilo de vida y los hábitos alimenticios que interfieren con el aprovechamiento efectivo del calcio que se toma.








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